viernes, 15 de enero de 2021

Cómo mejorar la práctica instrumental

¿Por qué estudiamos?

¿A cuánta gente conoces a la que le encante estudiar? ¿Quién se levanta por la mañana emocionado ante la perspectiva de un divertido día lleno de escalas, estudios y obras? Seguro que no conoces a muchos…


Entonces, ¿ por qué lo hacemos? Para conseguir dos cosas:

La primera es mejorar como instrumentistas: desarrollar nuestro conocimiento, destreza y habilidades, lo que nos permitirá tocar cada vez mejor.

La segunda es ser mejores al interpretar música con nuestro instrumento: mejorar nuestra capacidad de demostrar nuestro talento en un examen o audición. Después de todo, no sirve de mucho ser un buen instrumentista si solo tocas maravillosamente cuando estás estudiando. 

Con esta lección aprenderás…

  1. Cual es el tiempo óptimo de estudio diario (y a disfrutar del resto del día sin sentirte culpable).

  2. Cómo diferenciar entre estudio productivo e improductivo (para que emplees tu valioso tiempo mejorando, en lugar de repetir una y otra vez los mismos errores).

  3. A usar una estrategia para priorizar tu tiempo de estudio (y que no acabe sonando la primera página diez veces mejor que el resto de la obra). 

  4. A acelerar tu proceso de aprendizaje.

El estudio inconsciente

Si paseas por el conservatorio escuchando cómo estudian tus compañeros, te darás cuenta de que la mayor parte de ellos lo hacen en piloto automático. Es muy común escuchar que alguien toca una obra hasta que tiene un fallo, entonces para, repite el pasaje hasta que mejora y continúa hasta que encuentra otro error, para repetir el mismo proceso. Si le preguntas por qué ha parado puede decir que estaba desafinado, o se ha equivocado en un compás, pero si le preguntas específicamente cuál es el fallo, la nota concreta y si estaba alto o bajo, o cuánto, no estará seguro. Esto muestra que estaba estudiando sin ser plenamente consciente.

Tres problemas asociados con el estudio inconsciente 

  1. Desperdicias el tiempo

Si practicas de esta forma se producirá muy poco aprendizaje. Puedes estudiar una obra durante semanas o meses sin sentir que ha mejorado mucho. Con esta forma de estudio se fortalecen los hábitos y tendencias perjudiciales, haciendo que sea mucho más difícil corregirlas en el futuro.

  1. Es malo para tu autoestima

Cuando estudias sin ser realmente consciente no estás aprovechando el tiempo para identificar los factores necesarios para tocar tal como quieres. Al no conseguirlo, te das cuenta de que no tienes ni idea de por qué a veces un pasaje te sale muy bien y otras no. Esto hará que te pongas más nervioso y toques peor. Para tener verdadera seguridad en el escenario es necesario:

  1. que seas capaz de tocar perfecto 5 veces de 5,

  2. saber que te sale bien no porque tengas un buen día, sino que 

  3. sabes exactamente lo que tienes que hacer desde un punto de vista técnico para que te salga bien a la primera. 


  1. Es aburridísimo

Tocar de forma inconsciente, y repetir los pasajes sin pensamiento crítico ni creatividad es meramente una tarea, tan divertido como lavar los platos o limpiar tu cuarto, por eso a menudo no tienes ganas de estudiar.

Entonces, ¿cuál es la alternativa?


El estudio deliberado

El secreto de los grandes intérpretes

Deliberado: que se hace de forma voluntaria e intencionada después de haberlo pensado.


El estudio deliberado se centra en una meta, la resolución de un problema y la búsqueda de soluciones. En lugar de una serie de pruebas y errores sin sentido es un proceso activo y meditado en el que se experimenta con metas e hipótesis específicas. Para ello es necesario parar a pensar y analizar qué ha ido mal, por qué y cómo corregir el error de forma permanente.

¿En qué consiste el estudio deliberado?

Digamos que estás trabajando un pasaje y no consigues que la primera nota suene como quieres. Te grabas, y lo escuchas.

¿Estaba esa nota demasiado alta? ¿Baja? ¿Demasiado fuerte? ¿Demasiado piano? ¿Demasiado corta? Demasiado larga?

Si estaba alta, empezaba demasiado piano y era demasiado corta, ¿cómo de alta estaba?, ¿cuánto más larga quieres que sea?, ¿cuánto más fuerte?.

La nota estaba un poco alta, era un poco corta y mucho más piano de lo necesario para ser coherente con las indicaciones de la partitura.

¿Qué ha causado que la nota esté alta?, ¿qué tienes que cambiar para que la próxima vez esté perfectamente afinada?, ¿cómo te vas a asegurar de que la próxima vez dure  exactamente lo que quieres y la dinámica sea la correcta?  . 

Ahora, imaginemos que modificas algunas cosas, grabas el siguiente intento y lo escuchas. ¿Has conseguido los cambios que buscabas?

Si es así, escribe las modificaciones (será más fácil recordarlo) y piensa qué es necesario para que seas capaz de conseguir este resultado siempre. 

¡Bufff!

¿Te sientes sobrepasado? ¿Es más intenso que las típicas sesiones de 5 minutos de repeticiones que son tu forma de estudio habitual?

No te preocupes, en cuanto te acostumbres a estudiar así y experimentes cuánto más gratificante e interesante es, no podrás hacerlo de otra forma.

Además así no tendrás que estudiar tanto para tener resultados positivos (¡Hurra! ¡más tiempo para el wasap!). De hecho, según los expertos no es muy beneficioso estudiar más de cuatro horas al día, y después de la segunda los resultados comienzan a declinar. 


Recomendaciones de algunos grandes músicos

No es sorprendente que algunos de los grandes instrumentistas recomendaran tiempos de estudio similares a los que sugieren las investigaciones. Eugène Ysaÿe, por ejemplo, recomendaba 3 horas de estudio diario, y Leopold Auer cuatro horas como máximo. De Heifetz se dice que se tomaba los domingos libres y el violinista Donald Weilerstein animaba a tener minivacaciones sin instrumento un día cada semana. Itzhak Perlman sugiere sesiones de 50 minutos como máximo.

¿Cuál es el problema si estudias más? Nada, si eres capaz de seguir siendo productivo. Puedes estudiar o ensayar más de cuatro horas al día, pero ser capaz de seguir mejorando y mantener el nivel de atención necesario para el estudio deliberado es otra historia, y tras ese tiempo te sentirás agotado tanto física como mentalmente. Además, esto es un maratón, no un sprint. 

Pongámonos manos a la obra, pero primero, una advertencia. Resiste la tentación de cambiar tu forma de estudiar de forma radical de un día para otro. Te sentirás tan cansado que no tendrás energía para seguir haciéndolo el día siguiente. Enfócate en hacer cambios que se mantengan en el tiempo. Como en el cuento de la liebre y la tortuga, gana la carrera el que va sin prisa pero sin pausa.

Una cosa más: busca un cuaderno para el estudio en el que anotes ideas, observaciones, ejercicios, etc. que vayas descubriendo durante tus sesiones de estudio. Si no, se te olvidarán y será dos pasos adelante y uno atrás. Elige un cuaderno y un bolígrafo que te gusten, para que llevarlos contigo y hacer anotaciones sea agradable, y los guardes en el futuro. 


Por:Dr. Noa Kageyama

Traducción: María Marín



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